Un día me lo encontré
estaba con la cabeza cabizbaja
parecía mucho más viejo
estaba sentado en un banco
apenas me reconoció
estaba hambriento y sediento
tenía los labios secos de sed
pero yo creo que lo que más que tenía
era pena, tenía el corazón roto.
Llevaba allí sentado casi todo el día
sus hijos y nietos
lo habían dejado allí
diciéndole que lo recogerían
pero ese momento nunca llegó
quisieron deshacerse de él.
Se iban de vacaciones y él les estorbaba.
Así que mira que “chapú”
yo le cogí de la mano
y me lo llevé a mi casa
pero estaba tan triste y desolado
que se quedó como un pajarito
espero que esté en el cielo
y perdone a los suyos,
pues cuando regresara
se morirían de remordimientos.
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