Un pueblo de labradores,
Con iglesia y campanario
Escuela y varias tabernas
Y también cierto…caballo.
Se que caballos hay muchos,
Cerdos, gallinas y cabras,
También hay mulos y burros
Y zoquetes de dos patas.
El caballo de mi historia
Era de un buen labrador,
Que en casa de su suegra vivía
En los últimos diez años
Que hacía que se casó.
Llévame al campo mañana
Pidió una noche la suegra
Pues deseo ver las olivas
Trigales y tomatera.
Mañana no puede ser
Dijo el yerno con modestia
Ya que tengo que cambiarle
Una herradura a la bestia.
Cuando yo tengo un deseo
Tú nunca gusto me das
Y el pobre por no liarla
Por el aro dio en pasar.
Por la mañana temprano
La montó encima del jaco
Y cogió del ronzal.
Tiró camino del campo.
Con la herradura medio suelta
Que el pobre animal llevaba,
Tan mal iba el pobrecillo
Que casi se tambaleaba.
De pronto, tropiezo al canto,
La dama que no se agarra,
Fue a parar con la cabeza
A una piedra afilada.
Aunque tenia el coco duro,
La piedra fue mucho más
Y los sesos de la difunta
Con una pala y un escobón
Tuvieron que recuperar.
Al otro día en el entierro
Al yerno el pésame daban,
Con un “te acompaño el sentir”
O un “hay que ver que lastimada”.
Pero entre todos había uno
Que de suegra alto estaba
Y en vez de pésame dijo:
“déjame el jaco mañana”
Que he de llevar a la mía a que vea la cebada.
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