La tierra feliz se sentía, pues con claveles, ya contaba,
Uno blanco y otro color avellana.
Añorando una rosa vivía desesperada
Le rogaba a la semilla que su tierra le plantara.
El amor bajó del Cielo que con agua le regaba
Germinó en aquella tierra pues un rosal ya se alzaba
Con aquel lindo capullo que de alegría nos llenaba.
Viste la luz del día cuando el Nazareno paseaba
Viernes Santo era ese día, cuando a la luz tu llegabas.
Oh!, mi dulce niña, mi hija amada.
En el dia de tu bautismo, tu hermano comulgaba,
La tierra dio su fruto como dos palomas blancas
Oh!, Hija querida, oh!, hija amada.
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