martes, 5 de mayo de 2015

Manantial de Rio Frio, Antonio Mena Campos.

Querido manantial
cuando hoy llego y te veo
muchos recuerdos se agolpan
en mi anciano cerebro.
Unas lágrimas rebeldes
surcan mi faz ya arrugada
y no puedo remediar
que me invada la nostalgia.
Recuerdo cuando tu aljibe
por techo tenía la sierra
cubierta de romerales,
de chaparros, de tomillos,
abulagas y alucema.
Sólo cruzarla podían
los expertos cazadores
y aquellos que todo el año
ejercía de pastores.
Las máquinas destrozaron
techado tan especial
los autos y los chalets
los pisotean sin piedad.
En mi subconsciente veo
como antaño tú brotabas fina,
limpia y transparente
y un frescor tan exquisito
que los dientes congelabas.
Infinidad de borbotones
tantos que nadie contara
como bellos surtidores
bailaban perenne danza.
Por conducción subterránea
llegabas directa al pueblo
sin cloros ni otros mejunjes
con las mismas cualidades
que había en tu nacimiento.
El sobrante de esta toma,
por cierto, muy abundante
escogías con libertad
camino para marcharte.
De roca en roca brincabas
con música Celestial
y el puente del ventorrillo
yo te veía cruzar.
La sombra de tantas zarzas
y álamos que te cubrían
con lecho todo de piedras
tu transparencia y frescor
intactos se mantenían.
¡Cuánto bien tú generabas hasta el río Eliche llegar!
Cantidades de familias
vivían de tu caudal.
Movías una central,
cinco molinos de harina
y gran cantidad de huertas,
a las que tú dabas agua,
criaban mucha hortaliza.
Aunque en cantidad menor
pero siempre pura y clara
pasabas por el plantio
buscando la puente baja.
El molino del diablo,
el cerrillo de Toledo
por fin en la cerradura
te despedias del pueblo.
Ya pasados los cañones
a la sombra de choperos
para bañarse en tus charcas
te esperaban los Jaeneros.
Aún tu grano de arena agregabas
al montón cuando poco más abajo
desembocas tranquilo
en el río Guadalbullón.
Hoy no mueves los molinos
ni tampoco la central
ni corres por las acequias
para las vegas regar.
Pareces cal apagada
cuando por el grifo
sales para llenar las piscinas
o regado de jardines
es para lo que ahora vales.
Que tú no tienes la culpa
yo no he llegado a dudarlo
es la falsa evolución
que todo nos lo ha cambiado.
Chalets, piscinas, carriles,
vallados por todas partes
mucho incendio forestal
y grandiosos eriales.
Olivos y más olivos
con la tierra envenenada
que la reja del arado
ya la tienen olvidada.
¿En cuántas fuentes de hoy
se podría beber agua sin pillar
una colitis que no la produciría
ni en agua de carabaña?
Esto es lo que dejaremos
a próximas generaciones
y no el vergel que heredamos
limpio de nuestros mayores.

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