miércoles, 6 de mayo de 2015

Recuperemos nuestra memoria colectiva, Manuel Lopez Perez.

Las «Fiestas del Rosario» de este año 2000, llevan aparejando una nota peculiar y distintiva: se celebra dentro del año conmemorativo del IV Centenario de la Emancipación. Esa circunstancia es el hecho de que este programa sea un vehículo eficaz, nos impulsado a utilizar sus páginas para que hagamos una reflexión colectiva.
Existe un dicho de Helmut Kohl que ha sido reiteradamente repetido por políticos e historiadores «... Un pueblo que no conoce su historia, no puede comprender el presente ni construir el porvenir...». Afirmación que no es sino actuación de lo que en su día dijo el inmortal D. Miguel de Cervantes Saavedra: «... La historia es émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir..
Pues bien, con esa filosofía es con la que en su momento plantearon los actos conmemorativos del IV Centenario de la Emancipación, que de forma tan brillante se vienen desarrollando de de el pasado mes de febrero gracias a la decidida colaboración un grupo de personas y al generoso apoyo de la Corporación Municipal.
Esos actos, aunque no lo parezcan, están dejando un saldo muy positivo. Primero porque gracias a la intervención de los prestigiosos conferenciantes que van actuando, estamos teniendo la oportunidad de conocer, con rigor no exento de amenidad, cuál es el papel que la Historia ha tenido en Los Villares y cuál ha sido 1 presencia de Los Villares en la Historia. Luego, porque esos acto están sirviendo para que de forma lenta, pero sensible, se vaya de pertando en un amplio sector de la sociedad villariega el deseo de revitalizar nuestra propia cultura, el afán de insertar los postal dos de la auténtica Cultura, en nuestra vida cotidiana.
Objetivo que entendemos debe ser básico para cualquier vecino y primordial para quienes tienen la honrosa responsabilidad de regir e impulsar los destinos del pueblo. Porque a los pueblos no los engrandece únicamente su desarrollo urbanístico, su crecimiento económico o el fortalecimiento de su tejido industrial. A los pueblos lo que realmente los prestigia y los impulsa es su talante cultural, su preocupación por aumentar y facilitar las posibilidades formativas de los vecinos.    
Un pueblo donde la Cultura, la auténtica Cultura, se considera artículo de primera necesidad y no un impulso meramente ocasional o interesado, será sin duda un pueblo grande y respetado. Por eso es necesario que a nivel colectivo tomemos conciencia de que cada uno, desde nuestras propias y personales responsabilidades, debemos colaborar en la apasionante tarea de recuperar nuestra memoria colectiva, de rescatar, primero y analizar, después, el legado que nos dejaron las generaciones que nos precedieron.
En nuestro caso concreto se cuentan con los dedos de la mano las iniciativas que a lo largo de los siglos se han desarrollado para cubrir este aspecto de la vida local. Porque salvo las raras excepciones de D. Francisco Bonilla Anguita (1857-1898) y D. Eduardo Campos Campos (1870-1957) pocos sintieron la tentación de emplear su tiempo y sus conocimientos en la sugerente tarea de recuperar la memoria histórica de Los Villares. Y además, en ambos casos sus obras respectivas quedaron inéditas y lo que es más lamentable, perdidas. Sería pues deseable que la inquietud nacida de la conmemoración del IV Centenario de la Emancipación cristalice en iniciativas sólidas que hagan posible la recuperación de nuestra memoria histórica y la definición de nuestra identidad cultural. Para ello ya se han dado algunos pasos que hoy son venturosas realidades: la consolidación de la revista «LA FUENTE»; la redacción y confiemos que próxima publicación de una «Breve Historia de Los Villares»; el inicio con apreciables resultados del proyecto de ordenación y catalogación del Archivo Histórico Municipal; el proyecto de celebración de las I Jornadas de Estudios de los Pueblos de la Colonización...
Mas todas estas iniciativas es preciso que no se queden en actuaciones aisladas y puntuales. Es necesario que no estén a expensas del voluntarismo de un grupo reducido. Todos deben y pueden integrarse en este ambicioso proyecto cultural. Todos deben tomar conciencia de que, aunque no lo parezca, nuestro entorno próximo está salpicado de muchos detalles que tras una decidida labor de protección, estudio y rehabilitación pueden acrecentar nuestro reducido patrimonio histórico-artístico. Todos deben asumir la idea de que Los Villares, como muchos pueblos viejos, también tiene su propia y hermosa historia. Una historia llena de acontecimientos, de nombres, de realidades que no merecen ni el olvido ni la indiferencia. Todos deben entender que siempre cabe la posibilidad de colaboración personal a este proyecto: aportando viejas fotografías; desvelando la existencia de «papeles viejos» celosamente guardado en las arcas familiares; transcribiendo añejas leyendas coplillas y tradiciones; evocando recuerdos de un ayer que ya se nos ha quedado lejano... En definitiva, colaborando cada uno en la ilusionante tarea de recuperar la memoria histórica del pueblo para poder difundirla y legarla con orgullo a las sucesivas generaciones.
A ello os convocamos con ocasión de estas fiestas “fiestas del Rosario”, con la esperanza que todos os sintáis solidarios con tan ambicioso proyecto cultural.
Buscar nuestras raíces, conocer nuestro pasado, valorar nuestras cosa, saber analizar con sincera objetividad nuestras luces y nuestras sombras, debe ser en adelante un esfuerzo comunal y participativo. La Historia nuestra, de la vida, no es-algo rancio y trasnochado. Sólo desde ella podemos comprender de dónde venimos, podemos advertir donde estamos, podemos proyectar dónde vamos.
Porque como bien dijo D. Marcelino Menéndez Pelayo, “ pueblo que no sabe su historia es pueblo condenado irrevocablemente a la muerte”

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